La Marcha de las Putas: la convicción de luchar contra la cultura que justifica el abuso

 

En una de las plazas más grandes de Guayaquil, conocida por albergar “La Columna de los Próceres”, se vislumbra a lo lejos el conglomerado de transeúntes que se detienen para observar carteles que yacen en el pavimento con leyendas como: “Tu acoso no me halaga me denigra”, “yo me visto para mí no para ti”, “mi cuerpo es mío. No de tus miradas lascivas”. Todo esto forma parte de las decenas de consignas que se escucharon en la denominada “Marcha de las Putas y Putos”, llevada a cabo por primera vez en Guayaquil, donde se agregó el mismo adjetivo pero en masculino.

¿Por qué el nombre de putas?, ¿Qué defienden?, ¿realmente es necesario todo esto?   Son algunas de las preguntas más frecuentes que se hacen las personas; algunas se suman a la causa, otras se oponen, y hay quienes solo observan desde lejos.

Conocer la historia  es importante para entender por qué la réplica de esta movilización ha ganado espacio en la mayoría de países occidentales, como forma de protesta en contra de la violación de los derechos que viven las mujeres en los diferentes espacios públicos. A esta marcha se han sumado colectivos feministas, grupos GLBTİ, y personas comprometidas en defender la equidad de género.

“Esta movilización, amigos y amigas, tuvo su origen en Canadá, como factor respuesta de los comentarios machistas de un policía, quien aseguró en una conferencia que las mujeres deberían dejar de vestirse como putas para no ser violadas” vocifera Diane Rodríguez, mientras los asistentes  gritan con gran euforia ”ni Dios, ni estado, ni partido, ni marido”.

El hecho expuesto por Rodríguez se llevó acabo en enero de 2011, durante una conferencia sobre seguridad ciudadana en Toronto, donde el agente de policía Michael Sanguinetti se dirigió a estudiantes de la Universidad de Nueva York; asegurando que las mujeres son las responsables de una violación, tiempo después se retractó.

¿A caso en nuestro país se han reproducido las palabras de Sanguinetti? Solo hay que mencionar estos nombres: Karina del Pozo, Sharon, Marina, María José y las miles de mujeres que sufren acoso a diario. Por tal motivo, diversos movimientos y personas en general se desplazaron por la Av. 9 de Octubre para sumarse a “La Marcha de las Putas y Putos”.

Algo agitada llega María Macías, que logra introducirse entre la multitud; arregla su cabello y, en un par de minutos, se dirige ante el sinnúmero de personas que observan detenidamente “Pido a todos ustedes que vean más allá de nuestros carteles, por favor den una valor más real a todo esto. Nosotras merecemos respeto. Somos libres y eso no está mal”.

Ya en la entrevista que se realiza a María, comparte una anécdota que vivió hace media hora “Acabo de llegar de la metrovía. Te das cuenta que llevo un short y abajo unas mallas. Esto sorprende a la gente, mas a mí; el hecho de escuchar durante todo el recorrido que hice, desde la Florida hasta el Parque Centenario, calificativos despectivos como 'mamita', 'que rica que estas' "

Los tambores empiezan a sonar y los asistentes son invitados a apropiarse del cartel que más identifique lo que desean expresar. Alrededor de siete cuadras recorrieron los manifestantes, que empezaron a sumarse de a poco durante el trayecto.

Diane Rodríguez, presidenta de la sociedad Silueta X y principal organizadora, califica a esta marcha como muy buena “Me esperaba poca gente y que solo los integrantes de las organizaciones se hagan presentes,  pero con los resultados de hoy, nosotros continuaremos con esto”.

Asimismo explicó que, desde el mes de enero, se inició con el sistema de convocatorias, mediante redes sociales, para organizar las actividades correspondientes al diseño de pancartas “Nosotros autofinanciamos esta marcha, no contamos con apoyo de ninguna entidad, solo receptamos a los movimientos que desean sumarse. Sabemos que debemos mejorar y esperamos tener los fondos necesarios para realizar un festival como se hace en la ciudad de Quito”.

De igual manera, desfilaron en apoyo a la marcha la Asociación Silueta X, Bolivarianos Diversos, Mujeres Libres Pensadoras, Asociación Atea Ecuatoriana, Mujeres Lésbicas y Mujeres Rebeldes,

Geovanny Jaramillo, activista de la Diversidad Sexual, apunta a que el calificativo de “puta” nace del machismo más grotesco que tiene Latinoamérica  “Si un hombre esta con tres chicas a la vez es un machazo y si una mujer hace lo mismo se la cataloga como puta”.

Este pensamiento se entrelaza con los estereotipos de género que nuestra sociedad lleva consigo y que además  considera a la mujer como un prototipo de perfección, refiriéndose  la belleza “Tenemos que empezar a tratar a la mujer como un ser humano. Nosotras venimos en todas las tallas” grita un grupo de mujeres, mientras escoltan las pancartas con orgullo ante la presencia de los ciudadanos que se detienen a registrar el momento.

Plaza San Francisco

Después de realizar “la sentadita contra la homofobia, el machismo y la violencia” los asistentes se concentraron en la Plaza San Francisco para cerrar esta movilización  con los discursos de sus principales voceros.

 El mensaje de la marcha se centró en reivindicar la palabra “puta”, como insulto por su carga de condena dedicada a las mujeres. Por otra parte, el adjetivo “putos” que decidieron incluir, como estrategia para disolver el patriarcado; argumentando que la inclusión del hombre en esta lucha es importante. Asimismo, respetar la diversidad y preferencia sexual que existe, animando a todos a seguir en la lucha de hacer respetar sus derechos como ciudadanos en un estado laico.

Cuando se dio por culminada esta marcha, aproximadamente a las 17:45, algunos de los asistentes voltearon con sus carteles para rendir honor a “La Marcha del Silencio”, que transitaba por la Av. 9 de Octubre. La emotiva movilización donde todos vestían de blanco, mientras sujetaban una vela, llenó de nostalgia a los ciudadanos que se detenían para sumarse a las condolencias de los padres de Marina Menegazzo y María José Conni. Dos marchas pacíficas por la impunidad y la equidad de género, con personas que todavía creen y apuestan a la justicia del país.